jueves, 18 de junio de 2015

Nuestro entorno(Historia)

Los nuevos Estados en América y los proyectos políticos

A comienzos del siglo XIX los imperios de España y Portugal entraron en crisis tras la invasión napoleónica y los movimientos liberales de independencia que las metrópolis no pudieron detener. Los virreinatos de España se fragmentaron, mientras que los dominios portugueses quedaron unidos en un solo Estado, Brasil.Resultado de imagen para los nuevos estados en america y los proyectos politicos

Los enfrentamientos entre los nuevos Estados llevaron a cambios importantes en la definición de fronteras:
  • En 1823 las Provincias Unidas de Centroamérica se separaron de México, para luego fragmentarse en cinco pequeñas repúblicas: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
  • En 1830 la Gran Colombia se dividió en las 3 naciones que actualmente son: Venezuela, Colombia y Ecuador.
  • En 1836 Texas se separó de México y en 1845 se anexó a Estados Unidos de América y entró en guerra contra él, y al ser derrotado perdió los territorios de California y Nuevo México.
  • Entre 1867 y 1870 se libró la guerra de la Triple Alianza en Paraguay, país que fue derrotado por Brasil, Argentina y Uruguay, perdiendo parte de su territorio.
También era importante decidir si los nuevos Estados adoptarían la república centralista (poder concentrado en la capital) o la federalista (poder compartido y distribuido entre las regiones). La elección de la monarquía o república, centralista o federalista, provocó divisiones y guerras civiles durante el siglo XIX.

Otro de los aspectos por resolver fue la abolición de la esclavitud y la división étnica de la población. En general, los insurgentes y líderes de la independencia eran contrarios a la esclavitud y deseaban eliminar la distinción entre castas que existió durante los dominios español y portugués.

Los intentos monarquistas europeos y la doctrina Monroe

Los movimientos de independencia en el Imperio español comenzaron cuando Napoleón invadió España. En 1809 se registró un primer levantamiento en el Virreinato de Nueva Granada, encabezado por Francisco de Miranda y la Junta de Caracas que llevó a declarar su independencia en 1811.

Miranda fue apresado y enviado a España, pero su lugar lo tomaron José de Sucre y Simón Bolívar. Los libertadores, como se les conoció posteriormente, se enfrentaron a los españoles que intentaban parar el proceso de independencia y volver a instaurar la monarquía borbónica después del periodo napoleónico.
Otros levantamientos ocurrieron en el Virreinato del Río de Plata, en Buenos Aires, donde los españoles fueron vencidos con el liderazgo de José de San Martin y Bernardo O'Higgins. Los dos libertadores del sur, en alianza con Bolívar y Sucre, avanzaron hacia el norte y liberaron el virreinato de Perú.

La última etapa del movimiento de independencia de México concluyó en 1821, cuando Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, quienes habían sido enemigos durante la lucha armada, decidieron pactar y unir sus fuerzas para lograr el anhelo común de separarse de España. Al consumarse la independencia, en México se estableció un gobierno imperial encabezado por Iturbide, pero fue derrocado para dar lugar a un gobierno republicano federal.


Las luchas por alcanzar la independencia no llevaron a formar inicialmente Estados fuertes y solidarios entre sí, situación que los dejó expuestos a intenciones expansionistas e imperialistas en diversas potencias. Estados Unidos de América, con más años de existir como nación, intervino para que los nuevos estados iberoamericanos no cayeran en manos de los imperios coloniales europeos. Con este fin crearon la doctrina Monroe, en un principio elaborada por John Quincy Adams, la cuál establecía que América era "para los americanos", es decir, que Europa debía mirar hacia otros lados para extender sus territorios imperiales ultramarinos.

La búsqueda de unidad hispanoamericana

Al inicio de la vida independiente, los líderes insurgentes y libertadores buscaron mantener la unidad de los virreinatos. En el Congreso de Panamá de 1826, convocado por Simón Bolívar, los deseos de unidad de vieron frustrados por las rivalidades y diferencias entre los delegados que acudieron. Mientras que los territorios portugueses se mantuvieron unidos en un Brasil independiente, las posesiones españolas se desmembraron y se formaron diversos estados independientes. Del Río de la Plata surgieron Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay; del de Perú, Bolivia y Perú; de Nueva Granada, Venezuela, Colombia, Costa Rica y Ecuador; de Nueva España, México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Las islas de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico no alcanzaron su independencia sino muchos años más tarde.
Además ocurrieron conflictos internos e internacionales que llevaron al separatismo y a la guerra. México sufrió la secesión de los países de Centroamérica; Brasil estuvo en constante lucha con sus vecinos, Uruguay, Argentina, Paraguay y Perú. En la segunda mitad del siglo XIX ocurrieron guerras importantes entre Chile, Bolivia y Perú (Guerra del Pacífico), y entre Brasil, Argentina y Paraguay (Guerra de la Triple Alianza), conflictos que provocaron cambios en las fronteras y dificultaron el acercamiento y la concordia entre los países iberoamericanos. Ante la situación, surgieron propuestas de unidad continental que sentaron las bases del panamericanismo, es decir, la idea de cooperar entre todos los países americanos.

Los buenos propósitos de hermandad no llevaron a la unión política continental, como deseaban Bolívar y otros líderes; sin embargo, marcaron el inicio de una tradición de reuniones periódicas que más tarde se llamarían conferencias o congresos panamericanos. El ideal panamericano, aunque fuera aprovechado por algún momento por Estados Unidos de América para defender sus intereses, hasta hoy sobrevive como legado cultural y es la base para la cooperación entre los diversos países del continente americano.

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